Excursión por el valle perdido [I]
San Esteban 2006.
Desde el cerro, encima del Corral de Alberto, se tenía una magnífica vista del valle del Mijares, con su manto de Pino Blanco flanqueando su sinuoso discurrir... Cirat al Oeste...
Nada más cruzar el cerro, el paisaje cambia, más húmedo, más frío, más cerrado y más inóspito... no hay pueblos, ni carreteras, ni líneas de alta tensión, ni campos... sólo Masías abandonadas, pistas forestales y una masa boscosa de pinos aderezada con robles y carrascos... con sus trufas y todo...
Y la presencia, en el horizonte, de Peñagolosa, dorada por el sol de la mañana...
Después de 3 horas de tranquila marcha... llegamos a la primera masía... al Navarro.
De las tres casas que había, todavía una queda lo suficientemente en pie como para atreverse a entrar y imaginarse como debería ser la vida de los masoveros que la habitaron no hace más de 40 años...
Corcofas de maiz... como colchón...
La dispensa, fresquera o como quiera usted llamarla, donde guardaban los productos perecederos y salaban los jamones...
Camino arriba, llegamos a la fuente del Navarro. Fuente de buena y abundante agua [ahora con la sequía perpetua que nos acecha, no tanto], como prueba que la fuente sirva de linde a cuatro términos municipales, Cirat, Arañuel, Ludiente y Zucaina. Así los habitantes de estos términos podían hacer uso de ella en épocas de necesidad... Agua fuerte, para beber en sorbos cortos y pausadamente, ya que si no, sienta mal, o al menos eso decía la abuela... "A los mulos siempre se les rompía el agua"...
Cerca del Rebollo estábamos... en un día radiante... de frio invernal... pero eso queda para otro post...
Continuará...
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